LAYLA:La puerta de nuestra habitación es tocada y el olor a demonio inunda mis fosas nasales.—Yo abriré.Dice Damián dirigiéndose a la puerta.—Necesito hablar contigo rey vampiro.Escucho la voz de Dominic serio.—Ya lo estás haciendo demonio, que estás ocultando que no me has dicho.Dice mi vampiro y yo como buena chismosa me acerco a la puerta para escuchar lo que dicen con atención.—Debo irme.Dice sin más.—¿Qué?Damián arruga el ceño mirándolo fijamente.—Mi hermano está buscándome, solo será cuestión de tiempo para que me encuentre.Dice y me acerco a la puerta junto a Damián.—Eso no estaba en los planes Dominic.Menciono y él niega suspirando.—Es cosa de demonio, la sangre puede encontrar a la sangre… Sólo les pido una cosa… Cuiden de mi compañera hasta que regrese.Dice sin despegar los ojos de nosotros y asiento.—Ten por seguro que cuidaremos de tu compañera como lo hemos estado haciendo desde el principio, ahora la cuestión es ¿Podemos confiar en tí Dominic?Le pregun
LAYLA:—Aaahhh.Los gritos retumban en todo el lugar y sonrío de medio lado.Observo cómo mi Damien perfora el vientre del lobo con una daga de metal y este chilla como bebé.—Para traicionar hay que tener carácter… ¡Que pendejo eres Manuel!Murmuro haciendo un puchero y observo el odio del traidor en sus ojos al escucharme.—Al parecer tus palabras no le agrandaron amor.Habla Damian con una sonrisa y lo miro feliz.—¿Eso crees amor?Le pregunto y este asiente sonriendo de medio lado.—Por supuesto, observa como te está mirando.Dice mientras deja relucir sus sexis colmillos.Así que a pasos lentos y sensuales me acerco a Manuel y lo miro haciendo un puchero.—¿Me odias Manuelito?Le pregunto con voz risueña y sus fuertes gruñidos me dan risas.Observo cómo está atado con grandes cadenas de plata y eso me hace sonreír más… No se transformará por mas que quiera.—Eres una maldita zorra.Me gruñe con los ojos rojos y yo me río emocionada.—Pero no tu zorra, y eso es lo que más te duele
LAYLA:Unos dulces besos me despiertan y sonrío como boba.—Amor…Murmuro con mi voz un poco adormilada.—Buenos días bella durmiente, ya es hora de levantarnos, tenemos que tener todo listo para esta noche.—Lo sé… Pero quiero seguir durmiendo contigo.Digo haciendo un puchero y este se ríe.—Vamos, no seas dormilona, tu dulce carita no me va a convencer.Escucho su relajada voz para luego darme un beso en la frente.—Te estaré esperando abajo.Dice para luego marcharse y yo sonrío abrazando la almohada.—Has estado muy callada Lore… ¿Qué pasa?Le pregunto a mi loba mientras me levanto de la cama, pero esta no responde.—Al parecer te has vuelto bipolar.Susurro para luego cerrarle el link e ir al baño.Minutos más tarde bajo para desayunar y el rico olor a huevos revueltos llegan a mi fosa nasal haciendo que muerda mis labios.—Mmm, que rico huele.Digo acercándome a la cocina y ya están todos ahí.—Al parecer alguien amaneció hambrienta.Dice Claudia y asiento sonriendo tomando asi
La gran mayoría de novelas, cuentos, historias románticas, empiezan cuándo los protagonistas se conocen, se hacen amigos, se enamoran… O en algunos casos es amor a primera vista, con el tiempo surgen los problemas, se resuelven y por último se casan para vivir felices por siempre… Pero este no es el caso de Layla Petrov, si aquella niña pelirroja qué encontró el amor de su vida aún siendo muy pequeña, aquella niña que esperó incondicionalmente al amor de su vida hasta casarse y vivir felizmente, pero la vida no es siempre como la planeamos, a veces nos llevamos sorpresa que nos dejan paralizados. Y esta es mi historia, la historia de una chica que pensó vivir felizmente después del matrimonio… ¡Cuán equivocada estaba!
Observo como el sol se oculta tras las hermosas montañas y escucho las aves cantar una hermosa melodía. Cierro los ojos sintiendo la frescura y brisa de la tarde mientras permanezco de pie en una vieja ventana de madera. —Me imaginé que aquí estabas Layla. Escucho la voz de mi tía Chiara. —Hola tía Chiara ¿Cómo estás? Le digo con una sonrisa emocionada y le doy un abrazo. —Estoy bien cariño ¿Y tú? —Muy bien. Digo con una sonrisa y ella frunce el ceño —¿Bien? ¿Dónde está Damián? ¿Por qué no está contigo? Me pregunta tomando asiento en uno de los viejos muebles de la cabaña. —Tía… No quiero hablar de eso. Digo con un suspiro y me siento frente a ella. —Layla… Quizás los demás no se dan cuenta pero yo sí ¿Cuántos años llevas casada? Me pregunta sin dejar de mirarme con esos intensos ojos que intimidan. —Cinco… Respondo titubeando un poco. —Cinco años y aún no tienen hijos… Te creería los primeros años, querían disfrutar primero es cierto, pero sé lo importante de tener u
LAYLA;Al Damian y yo quedarnos solos, este me mira con ira retenida.—No entiendo que te pasa Layla ¿Por que me haces quedar mal frente a los del consejo?Dice explotando de ira y yo le miro con el ceño fruncido.—¿Es lo único que te interesa? ¿El maldito consejo?Le pregunto sintiendo rabia.—¿Sabes que Layla? Ya me tienes harto.Dice mientras me observa a los ojos y lo que veo en su mirada me rompe… Nada, no veo nada del amor que sentía por mi.—¿Te tengo harto? ¿Dónde está el hombre que me juro amor eterno?—¿Amor eterno? Eres una ilusa que crees en esa cosa loba.Habla con cinismo y sonríe de manera leve.—Ni siquiera para el sexo sirves… ¿Crees que no me doy cuenta las veces que me evades?Dice y en algo tiene razón, son nulas las veces que me acuesto con él, y cuando insiste tanto le doy una poción de ilusión que me facilitó mi tía Alba y el muy estupido vampiro piensa que tuvimos una noche inolvidable.—No eres el hombre del que me enamore Damian… No se que ha pasado contigo e
LAYLA: Al decir esas palabras Damián me mira fijamente y hace una mueca.—No vales la pena.Es lo único que dice antes de marcharse y dejarme con el corazón más destrozado de lo que estaba.Minutos más tarde me acuesto a dormir y así poder descansar un poco… Pero no pude conciliar el sueño por más que intentaba… Simplemente el sueño no quiso llegar y así amanecí, con el corazón destrozado y falta de sueño.Desde que empieza a aclarar el día me levanto de la cama y me dirijo al baño para tomarme una relajante ducha y así poder tener un poco de energía.Tiempo más tarde me encuentro mirándome al espejo.Llevo un pantalón de vestir negro y una blusa del mismo color.Me hago una coleta y luego pinto mis labios de rojo junto a un delineado que hace resaltar mis bellos ojos.Ya lista tomo mi maleta que la verdad no es muy grande y salgo de la habitación.—¿Todo está listo?Le pregunto a Galed que estaba esperando en la puerta de la habitación.—Así es señora, solo esperan por usted.—Perfe
Abro los ojos al sentir el aroma de carne asada y abro los ojos de inmediato.—Mmm, que rico huele.Susurro mientras observo como Galed asa lo que supongo es un conejo.—Oh, ya ha despertado señora ¿Cómo se siente?—Como la misma mierda… ¿Qué haremos?Le pregunto mientras acomodo la ropa que me dió Galed.—Eso debería de preguntarle yo a usted, por cierto le he traído ropa.Habla mientras señala algo envuelto.—¿Ropa? ¿Dónde la has conseguido?Pregunto mientras frunzo el ceño.—A unos kilómetros hay un pequeño pueblo vampiro… No fue difícil robarla, lamento si no es de su gusto.Dice mientras continúa con el asado.—Sí no es de mi gusto es lo que menos importa Galed, la cosa es que has salido sabiendo el peligro en el que estamos… No debiste de hacer eso.Le reclamo y este sonríe de medio lado.—Fui entrenado para estas cosas señora, y es mi deber que usted esté cómoda.—Deber… Ya no tienes ningún deber Galed, ya no soy la reina de los vampiros ¿Es que ya no ves? —Fui entrenado espec