Dante estaba pensativo, pese a que ya hacia un rato que se habían ido todos, seguía sentado en la silla, con las manos en la mesa flexionadas apoyando su cabeza. Retiré una de las sillas y me senté enfrente suya, le miraba sin decir nada. Los minutos pasaban y él seguía sin hablar, después de tanto tiempo callados ya empecé a ponerme nerviosa.
- Dante, di algo.
- ¿Qué quieres que diga Kyria?
- No lo sé, pregúntame mi opinión o dime lo que estás pensando, tendremos que hablar de todo lo que acaba de pasar.
- Creo que no hay mucho más que añadir, lo he dejado todo claro. Cada uno de nosotros tiene una misión que cumplir y sabemos cuál es nuestro papel en todo esto.
- Pues yo no estoy de acuerdo con algunas cosas Dante.
Por primera vez desde que se habían marchado todos, Dante se movió, quito las manos de su cara y me miro, podía ver en sus ojos que sentía miedo, aunque lo tratara de ocultar.
- ¿Tú también vas a cuestionarme? ¿También vas a intentar decir lo que tengo que hacer? ¿O como