La tundra.
Salgo echa un rayo de la habitación de Sam, él se queda muy perezoso tumbado en la cama y me alisto para el viaje ,un millón de dudas se alojan en mi cerebro como inquilinos indeseables,pero como tal ,las empujo y las alejo lo más lejos posible.
«Así que todo es perfecto,iré con mi jefe,con el el cuál me acabo de acostar,que es un hombre lobo, lo conozco hace unos pocos días ,de paseo a sabe Dios dónde ,solo nosotros,¿qué puede salir mal?,la cita de mis sueños.»
Cierro la puerta de la habitación tan fuerte para no sentir mis pensamientos, qué casi se despega del marco.
Arrastro mi pesada maleta por todo el suelo como si fuera un cadáver,sacudo mi enorme abrigo de terciopelo amarillo,y me aliso los crespos,justo cuando coloco la mano sobre la puerta de Sam,me siento mareada ,la respiración se me entre corta y me veo ,me veo en la nieve de rodillas llorando,y siento un roze cálido sobre los labios ,pero no es el roze cálido con sabor a fresas de Sam,es diferente.
Cuando reacciono,ya Sam