Justo antes del alba, las luces urbanas titilaban con una luminosidad aterradora. Marco recién había salido del cuarto de Sofía cuando encontró el mensaje.
"Marco, esto se acabó".
Isabella jamás pronunciaba esas palabras sin estar completamente decidida. De inmediato intentó devolverle la llamada, pero se encontró con una alerta del sistema.
"El usuario te ha removido de su lista de contactos".
Su pecho se contrajo, se incorporó de golpe listo para partir.
—¿Vas a dejarme sola?
La tierna voz de Sofía flotó desde la escalinata, frágil y suplicante. Ahí estaba, justo en el corredor donde la luz y la penumbra se mezclaban, idéntica a esa pequeña de una década atrás que, acosada por su padrastro, se refugiaba temerosa en el closet sollozando y temblando de terror.
Aquella noche él había irrumpido con violencia, dirigiendo su arma directo hacia ese desgraciado. Desde ese momento ella lo veía como su salvador.
Él exhaló profundo y se detuvo en seco.
—Mantén la calma, no me moveré de aquí.
El