—¿Estás diciendo que... Diego ya sentía algo por mí desde antes? ¿Por eso indagaba sobre mí a escondidas?
Ella sonrió con melancolía. —Ingenua, él siempre ha estado enamorado de ti.
Evoqué aquel bello momento en el vehículo, cuando Diego confesó sin rodeos que había alguien que le atraía.
Durante toda la jornada, mi pulso se mantuvo bastante agitado.
En las horas más profundas de la madrugada, me revolvía entre las sábanas sin conseguir conciliar el sueño.
De pronto, mi celular se encendió.
Diego me había mandado un texto: "¿No logras descansar?"
Me senté asustada, tecleando con prisa: "¿Cómo te has das cuenta?"
Casi al instante me contestó: "Es la medianoche, el historial de actividad de tu dispositivo indica que aún sigues desplazándote por la casa a estas horas, evidentemente no has podido conciliar el sueño".
Se me aceleró el corazón.
"Diego, ¿de qué manera nos conocimos?"
Aunque nuestras familias mantenían una amistad de décadas, tenía la certeza de que él y yo jamás habíamos coin