Mientras tanto, Margaret permanecía en la tienda, sus pensamientos tan agitados como la arena que rodeaba el campamento. Cuando nota que Dante sigue hablando afuera, ella tomó su oportunidad. Sigilosamente, añadió unas gotas de un somnífero que traía consigo, al botellón de agua, al rato uno de los seguridad entró y llevó agua a todos afuera, ella se hace la dormida, al rato todos se dispusieron a dormir porque se sentían con sueño y agotados, ella observa con paciencia cómo, en cuestión de minutos, Dante caían en un sueño profundo y pesado, incapace de reaccionar.
Con el corazón latiendo con fuerza contenida, se levantó y se deslizó fuera de la tienda, adentrándose sola en la oscuridad del desierto. Había visto algo que le había llamado la atención en la caminata de ese dia. Algo que podría cambiarlo todo.
La arena movediza estaba cerca, pero esta vez, tendrá mucho más cuidado.
Al llegar a la zona media hora despues, luego de tomar algunos atajos, con pasos cautelosos, se detuvo fren