Dicen que el amor verdadero se encuentra en cualquier parte… sin embargo Fiorella no lo pensaba así. Rechazada y odiada por su única hermana Fiorella Greco es expulsada de su propia casa por la única persona que se hacía llamar familia. Después del reciente fallecimiento de su madre, la hija mayor se hizo como dueña de la residencia dejando a la deriva a la hija mejor de la difunta. Desahuciada y con el alma destrozada, Fiorella conoce a Aurelio Ferretti en un momento importante de su vida; este CEO exitoso posee una cualidad que muchos no tienen, unos sentimientos tan nobles que la confundían. Después de darse cuenta de que hasta la propia familia traiciona, comenzó a pensar que no podía volver a confiar en otra persona. Pero Aurelio se empeñaba en hacerle ver que él no pretendía lastimarla, y menos después de darse cuenta de ella espera un bebé. Aquel hecho estremeció grandemente al CEO quien al verla después de tanto tiempo con aquel vientre abultado lo cautivo por completo. No lo negaba, Fiorella lo cautivo tal y cual como era. Y desde entonces trataba de mantenerse a su lado aunque ella siempre lo rechazara, su miedo a ser lastimada nuevamente, pero este castaño encantador estaba dispuesto a todo por ella y por el bebé que venía en camino. ¿Puede triunfar el amor bajo estas condiciones?
Leer másAlgunas lágrimas se deslizan por la mejilla de Fiorella al ver como su madre está siendo sepultada. La joven siente un profundo dolor en su alma que le es imposible de explicar, no esperaba que su mamá se fuera tan pronto de ese mundo.
La joven gimotea cuando algunas amistades depositan una rosa sobre su lecho de muerte, y seguido de eso palmean su hombro para darle sus condolencias. Fiorella solo consigue asentir, pero sin apartar la vista de la tumba de su madre.
Limpia sus lágrimas al mismo tiempo que traga saliva, trataba de contener el llano, pero le resultaba imposible. La castaña levanta la mirada y ve a su hermana a su lado, Laura no derramaba ni una sola lágrima, es que no expresaba ningún tipo de conmoción por la pérdida de su madre.
La castaña mayor levanta la mirada para verla de soslayo y frunce el ceño. Ambas se miran fijamente y es como si fuesen un par de desconocidas.
—¿Qué te pasa?
—Tú… ¿no te duele la muerte de mamá?
—¿Qué clase de pregunta estúpida es esa?
—No te he visto llorar desde que supimos que mamá estaba enferma, y ahora que se ha ido, parece como si no te importara.
Laura mira a su hermana fijamente, luego la tumba de su madre, y vuelve a mirar a su hermana.
—Solo nos trajo problemas y deudas, ¿sabes todo lo que debemos ahora? —Fiorella se asombra por su respuesta, ensancha la mirada y siente mucho más dolor que antes.
—Laura, ¿Qué cómo puedes hablar de esa manera? Es nuestra madre la que se ha ido.
—Ya no somos unas niñas Fiorella, ambas podemos mantenernos por si solas. No dependemos de nadie, y será mejor que vayas buscándote un empleo, porque todas esas deudas que mamá nos dejó no se van a pagar solas.
Su hermana pasa a un lado de ella dejándola completamente asombrada, la joven regresa la vista hacia donde estaba su madre y siente que no puede más. Vuelve a tragar saliva al mirar todas aquellas flores sobre su tumba y derrama más lagrimas que antes.
—Mamá perdónala, ella… creo que es su manera de pasar su dolor.
Fiorella muerde sus labios al mismo tiempo que limpia sus lágrimas, mira de soslayo viendo a su hermana alejarse con el resto de las personas que no les importaba nada. Ella se quedó un poco más con su madre, sin embargo sabe que pronto debe irse.
Se agacha para dejar una rosa para su madre y sonríe un poco, guardaba la esperanza de que todo saliera bien. Pronto encontraría un empleo y ayudaría a Laura a pagar las cuentas pendientes. Aunque todo parecía difícil, siempre había un camino bueno el cual elegir.
Pero sin su madre a su lado el dolor en su pecho era fuerte, la verdad es que se encontraba muy triste y no dejaba de sentirse desolada por su perdida.
[…]
El sol era clemente esa tarde, Aurelio Ferretti se encontraba de pie al lado de la familia de unos los socios de su compañía. El CEO mira a la esposa del difunto quien lloraba sin consuelo, sus hijos estaban a su lado, pero no parecía ser suficiente para ella.
El castaño regresa la vista a la tumba donde se encontraba su socio, era increíble que un día estas en este mundo, y al otro ya no estas. Aurelio permanecía en silencio mientras que el padre declaraba unas palabras de condolencias para la familia y amigos.
Junta sus manos al mismo tiempo que levanta la mirada, los rayos del sol golpeaba su rostro directamente, por suerte las gafas protegían sus ojos. Sin embargo, a pesar de estar medio ciego, el CEO puede ver a alguien más a lo lejos.
Era una joven arrodillada delante de una tumba, Aurelio frunce el ceño al ver que ella lloraba sola en aquel lugar y en ese instante sintió una profunda pena por esa desconocida. Mantiene la vista hacia ella observando como deja una rosa sobre el sepulcro.
La ve secarse las lágrimas y luego ponerse en pie, el castaño mira hacia todos lados buscando ver si alguien la estaba esperando, pero estaba completamente sola en aquella tumba. La sigue con la mirada y percibe como le cuesta alejarse de aquel lugar.
Aurelio pestañea varias veces entre tanto no le quita la vista a la joven, ella sigue el camino a la salida del cementerio mientras que él no deja de verla.
—¡Señor Ferretti! ¡Señor Ferretti! —la voz de su mano derecha lo saca de su estupefacción, el castaño reacciona y mira por encima de su hombro al chico a su lado —. Ha terminado, debo recordarle que tiene una junta en una hora.
—Si —responde fríamente, luego levanta la vista y de la nada aquella castaña se le perdió de vista.
La busca por todos lados con la mirada, pero no la encuentra. Vuelve a fruncir el ceño y hasta hace amago de dar algunos pasos para ver si la alcanzaba en la salida, pero de la nada la esposa de su socio se aproxima a él.
—Gracias por venir señor Ferretti, sé que tiene muchas ocupaciones —dice la mujer lamentándose, su cara estaba toda enrojecida.
—Lamento mucho su perdida, sinceramente lo siento.
—Gracias, mi hijo se quedara a cargo de los pendientes de mi esposo.
A Aurelio no le agradaba mucho aquella idea, pero su socio había autorizado para que su hijo mayor se hiciera cargo de su parte de la sociedad, aunque fue muy minoritaria, era molesto tener que verla la cara a Mattias.
No era precisamente de su agrado. No obstante, ahora era su nuevo socio.
—No se preocupe por eso ahora, debe ir a casa y descansar un poco.
—Gracias señor Ferretti.
La mujer siguió con una de sus hijas y a lo lejos vio a Mattias, sin embargo no deseaba hablar con él en esos momentos. Aurelio gira su cuerpo para encaminarse hacia la tumba donde estaba aquella joven hace unos minutos.
Al llegar a la misma, nota que la tierra estaba removida, lo que indicaba que el sepulcro era reciente. El CEO mete las manos en sus bolsillos y ve la poca cantidad de flores que dejaron. No tenía lapida como el resto de las tumbas y eso le extraño.
Frunce la mirada y vuelve a mirar hacia todos lados, pero esa chica no estaba por ningún lado. Suspira y se pregunta porque demonios se sentía de esa manera.
—¿Contemplando tumbas ajenas? —la voz irritante de Mattias lo puso de mal humor—. Que yo sepa, la de mi padre esta allá atrás.
—Mattias, no debo recordarte con quien estás hablando —dice seriamente mientras sigue viendo aquella tumba.
—Debe de ser de alguien de muy bajos recursos, no tiene lapida. La mayoría que no las tiene es porque no tienen dinero. No deberían de aceptar a personas así en este cementerio.
—Deberías de tener más respeto por los muertos Mattias, tu padre está muerto —Aurelio lo mira de soslayo.
—Mi padre no supo cuidar de su salud, por eso ha muerto.
Su comentario fue bastante cruel, por esa razón Mattias nunca fue de su agrado era una persona arrogante que carecía de todo tipo de sentimientos. Y ese gilipollas ahora era su socio.
—Sera mejor que manejes mejor tu manera para referirte a las personas, si vas a ser mi socio compórtate como tal. En mi empresa no pretendo tolerar idioteces.
El rubio mira a Aurelio de manera retadora, sin embargo no puede decir absolutamente nada ya que su participación en su compañía es mínima. Él era el dueño de prácticamente todo, por ende era como estar hablando con su jefe.
—No debes decirme cómo comportarme.
—Entonces no me hagas perder la paciencia.
Aurelio vuelve la vista hacia la tumba, la mira unos minutos más y luego se da la vuelta para dirigirse a la salida.
Entre tanto va caminando su mano derecha lo sigue en silencio.
—Quiero que mandes hacer una lápida para esa tumba, que sea bonita, averigua el nombre de la persona fallecida y que tallen el nombre. Y cuando todo esté listo, que le pongan un enorme ramo de rosas.
—Por supuesto señor Ferretti.
El CEO sigue de largo hacia su coche entre tanto su mano derecha se dirige hacia las oficinas… no sabía porque lo hacía, pero algo en el fondo de su ser le decía que lo hiciera. Antes de subirse al coche mira hacia todos lados buscándola, pero no la encuentra.
Baja la mirada desistiendo de no dar con ella y sube al coche para ponerlo en marcha.
Justamente Fiorella sale de la oficina del cementerio justo cuando alguien vestido con un traje ingresa, pero ella no le presta tanta atención. La joven camina hacia la salida mirando la calle, varios coches se marchan y ella no ve por ningún lado a su hermana.
Suelta el aliento y emprende el camino a casa. Su hermana la había dejado tirada, ni siquiera la pudo esperar… pero debía pasar por la oficina preguntando por el servicio de lapidas, pero era tan costosas que le sería imposible costear una.
Su madre no tendría una lápida bonita como las de otras tumbas y eso le daba mucho dolor. Intenta no llorar y continúa el camino a casa…
[…]
En cuanto Fiorella cierra la puerta del apartamento, su hermana sale del cuarto vistiendo ropa muy llamativa, ella la mira y se asombra por verla vestida de esa manera.
—Laura, ¿Qué haces? ¿Por qué vistes de esa manera?
—Voy a salir, no puedo llevar el negro toda la vida —Fiorella mira su vestido negro y luego a su hermana.
—Mamá murió, ten un poco más de respeto por ella.
—Fiorella, ocúpate de tus asuntos, sal a buscar trabajo que los gastos mensuales y las deudas no se pagan solas.
—Eso no tiene nada que ver con lo que estamos hablando.
—Mira, ya estoy mayorcita para que controles todo lo que hago, es mi vida y hago y pienso lo que quiero.
La castaña ve a su hermana maquillarse como si asistiera a una fiesta, era evidente que no le dolía la muerte de su madre.
—¿No te duele la muerte de nuestra madre? —Laura voltea los ojos y gira el cuerpo para verla con expresión de fastidio.
—Si me importa, pero la vida sigue.
—No me lo parece.
—No me interesa lo que pienses, Fiorella —regresa a verse en el espejo para pintar sus labios—. Debo vender el coche de mamá, pagara una parte del sepulcro. No alcanzara para pagar la lápida, así que tendrá que quedarse como esta. No puedo hacer otra cosa.
—Laura, no puedes vender el coche.
La castaña vuelve a molestarse.
—Tengo un empleo en el gano una miseria y tú no tienes trabajo, mamá ya está muerta no hay excusa para que no trabajes. No tienes que ocuparte de nadie, así que venderé el coche pagare deudas y tu buscaras un trabajo para que puedas costear los gastos de la casa.
Fiorella asiente, su hermana tenía razón en eso. Ella dejo de trabajar para poder cuidar a su madre en casa entre tanto Laura era quien trabajaba. Mantenían el coche para poder llevar a su madre de emergencia a cualquier parte.
Pero ahora que no estaba era un gasto innecesario.
—¿Para dónde vas?
—No te importa.
Ella y su hermana no se la llevaban nada bien, Laura era una mujer muy mezquina.
—Como quieras…—ella va a la cocina para comer algo, en todo el día no lo había hecho y estaba hambrienta.
Saca algo del frigorífico y al oler aquel aroma siente que su estómago se revuelve llevándola a vomitar sobre el lavado de la cocina.
—Por dios Fiorella, que asco, limpias todo eso. Y no te vayas a enfermar, no quiero tener que estar cuidando de ti. Mañana comienzo a trabajar de nuevo y no puedo estar pendiente de nadie más.
La joven guarda sus cosas en el bolso.
—Si pierdo mi trabajo estaré frita.
—Solo es porque no he comido.
—Entonces come algo… y no me esperes que no soy una niña para que lo hagas.
Laura camina hasta la salida y con la misma cierra la puerta, Fiorella se queda sola en casa viendo su vida era bastante miserable. Cuando su madre vivía no se sentía tan sola, pero ahora que no estaba era otra historia.
—Aurelio, ¿crees que esto sea muy necesario? —Por supuesto que lo es, es la única manera de que podamos llevar el control de todo —ella observa a su esposo atentamente. —¿Poniéndole un rastreador a Bella? —pegunta con tono sarcástico. —Tiene 18 años, ¿Qué esperas que haga? —No deberíamos abrumarla tanto, ya tiene mucho con entrar en la universidad. —A eso es a lo que le temo. La castaña observa como su esposo hace un artilugio espectacular para colocar un rastreador que Fabián consiguió para Bella. —Aureliano asistirá a la misma universidad, él puede cuidarla, es su hermano. —Pero con esto, sabremos si ella se escapa con sus amigas sabrá dios a donde —la castaña pone los ojos en blanco. —Eres muy protector. —¡Es mi hija! ¿Quién más lo va a hacer?, bueno ya está listo… —deja su bolso donde estaba—. Dudo mucho que se dé cuenta de esto. Su esposa lo duda ya que Bella era una chica bastante astuta… ya tenía 18 años al igual que su hermano Aureliano, ambos habían comenzado la uni
Al pasar los meses, Fiorella trajo al mundo a una hermosa niña que llevaba por nombre Bella. Aurelio pensó que ese nombre le quedaba muy bien a su pequeña bebé. Una que al mirar por primera vez no sintió ningún tipo de aborrecimiento por ser la hija de un desgraciado.Fue todo lo contrario, al ver a esa niña tan pequeña e indefensa se enterneció por completo. Y supo que el verdadero padre de ese bebé era él y nadie más. Era suya y seria él quien la protegería de todo.Estaba completamente enamorado de su hija, era lo más bello que había visto en su vida… después de que Fiorella fue dada de alta, los tres regresaron a casa y fue él quien se encargó de todo.—Has aprendido muy rápido, yo siento que no sé cómo atender a mi hija.—Debes descansar cariño, yo me puedo encargar de todo mientras tú te recuperas.—¿Y la empresa?—Fabián se ha estado haciendo cargo, de vez en cuando trabajo en mi despacho. No te preocupes por eso.Le responde a su esposa mientras mese a su hija en sus brazos.—
Algunos días después, Aurelio baja de su coche para encaminarse a una cafetería de la ciudad. Con pasos firmes el CEO ingresa en aquel lugar mirando hacia todos lados justo para reconocer a alguien a quien le estaba siguiendo los pasos desde hace varios días.Se aproxima hacia donde se encontraba sentado el imbécil de Enzo, en ese momento coqueteaba con una joven camarera que se le notaba por encima la inocencia. Aquello enfureció aún más al castaño.Estaba como si nada hubiera hecho, andaba por la vida destruyendo a las personas y no le importaba absolutamente nada…Cuando Aurelio llego a su mesa, la camarera lo observa fijamente.—¿Qué le puedo servir?—Ve atender a otra mesa—responde el CEO sin siquiera ver a la joven.—¿Quién diablos te crees para tratar a mi novia de esa manera? —Enzo se pone en pie mostrándose intimidante —. Vienes aquí con tu traje fino y le hablas de esa manera a mi novia, ¿quieres que te parta la cara?—Veo que tienes una larga lista de novias a las que suele
—Si has venido a llorar aquí, lárgate de una vez. Ya tengo suficientes problemas como para tener que verte llorar como idiota.La castaña observa al hombre a espaldas de su hermana y siente que todo aquello parecía como si fuese una pesadilla.—Enzo, ¿Por qué me has hecho esto?—Lo que me faltaba, la estúpida hermana menos viene a reclamarme.El hombre hace a un lado a Laura de manera bruta consiguiendo que ella golpeara su espalda contra la puerta.—Veo que lo que decía la idiota de tu hermana era cierto, te embarazaste de mí y conservaste al mocoso bastardo —Fiorella sujeta su vientre —. Es increíble el nivel de idiotez de ustedes las hermanas. ¿Por qué se empeñan en traer al mundo a mocosos?—¿Cómo pudiste hacerme esto Laura? Sabías que Enzo era mi novio, sabes que él es el padre de mi bebé, y aun así te has metido con él en la cama.—Fiorella, ¿Por qué siempre tienes que actuar como idiota? —responde su hermana.A ella le costaba creer que ese miserable se hubiera metido con su he
El doctor guarda silencio un momento mientras observa minuciosamente el monitor, frunce el ceño y luego sonríe.—¡Es una niña!Aurelio ensancha la mirada mientras que observa aquel monitor del cual no entendía absolutamente nada.—¿Esta seguro? —se cerciora.—Por supuesto, es una niña.Fiorella observa un brillo especial en la mirada de su esposo que la complace mucho, él quería que su bebé naciera bien, pero ahora que sabía que era una niña su felicidad rebosaba.—¿Has oído? ¡Es una niña!—Ya he escuchado —responde sonriente la castaña.Aurelio se inclina hacia ella plantando un beso en sus labios que llena de felicidad el corazón de Fiorella.—Bueno disfruten de un bebé sano, felicidades —añade el médico después de la revisión.De regreso a casa Aurelio conversaba con Fiorella sobre cómo deberían modificar el cuarto para la niña, ella notaba que él estaba muy entusiasmado con la llegada de su bebé. Pero algo había dejado pasado por alto, y era que aún no elegían el nombre para el be
El rubio se impacta por las palabras de Aurelio, sin embargo no ejerce ningún tipo expresión ante lo que había dicho.—¿De qué demonios me estás hablando?—Sabes bien de lo que te hablo, somos personas adultas que conocemos cada uno de nuestros errores.—Yo no he cometido ningún error.—Incendiaste mi galpón, Mattias, ¿quieres saber cuántos años de cárcel te espera? ¿Conoces al menos la cifra que tu familia quedará debiéndome por los daños causados a mi propiedad?Mattias palidece en el acto.— El seguro no cubre todo, Mattias —Aurelio se inclina hacia atrás mientras le sostiene la mirada —. Tengo que cubrir la mayor parte de los daños, así que, te imaginas como quedará tu familia cuando les toque pagar por todo.—No sé de qué demonios estás hablando.—¿No? —el castaño toma la carpeta de su escritorio y empieza a hojear —. Veamos, creo que mi mano derecha ha hecho una excelente recopilación de información. Y queda muy acentuado que tú has sido el causante del daño a mi propiedad.El c
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