Casi dicen

Mientras hablaba con su hermano, Astor intentaba recuperar esa paciencia que era escasa en su interior. Quería llegar a un acuerdo, Eva se lo pidió y quería demostrarle que no era el mismo hombre de siempre.

—¿Entonces si vas a pelear en el ejercito del rey? —preguntó Gale, mirándolo con desconfianza. Astor nunca se comportaba con tanta calma.

—Ya te dije, sí, pero necesito algunas condiciones. —dijo Astor, sin subir el tono, con los brazos cruzados.

—¿Las que me dijiste? Digo, no crees que es estúpido venir a decirme lo mismo. —empezó a decir el lobo, con sarcasmo.

—No, porque ahora te lo estoy pidiendo como hermano. Quiero marcharme, no deseo vivir en un castillo, ni grandes lujos, solo quiero estar con la mujer que amo y mantenerla a salvo.

Eso fue como una daga para Gale, no quería pensar en Eva, estaba atrapado entre sus ojos la mayor parte del tiempo. El sonido de la puerta al abrirse los interrumpió y el rey entró, haciendo paso entre ellos.

—Buenas tardes Astor, es bueno verte
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