Capítulo 124. ¿Acaso me mintió?
Días después Victoria se mantenía pendiente de las chicas, de organizar a distancia y atender como buena anfitriona a su cuñada y suegra.
Stefan había dirigido la organización de las chicas que quedaron en Milán, las ubicó con planes pagados de recuperación. Pero Victoria no estaba conforme con la negativa de Lisbeth de revelar quién era el padre de su hijo.
Para Victoria, era muy importante que esas mujeres en particular lograran sus metas, verlas le hacía recordar cuando estuvo con Lina y Lili.
—Lisbeth, ya se han dado cuenta que mi real propósito al comprar mujeres no es comercializarlas, lo hago para rescatarlas, y lo tomo muy en serio. Si estás embarazada…
—Yo lo quise —dijo la chica visiblemente temerosa—, nadie me hizo daño, yo me sentía sola y…
—No me mientas Lisbeth —le interrumpió Victoria, suspiró y tomó sus manos—. No protejas a ese infeliz, solo dímelo. Yo pasé por lo que ustedes pasaron —continuó Victoria—, me usaron, me encadenaron como perro y trataron