Capítulo 123. La montaña se tenía que mover
Rebeka se giró y vio a Michael y su semblante cambió. No había que ser un genio para advertir que a Rebeka no le agradaba lo que había entre ellos.
A Michael le molestó, y hubiera dicho algo, pero Rebeka invitó a los niños a comer gelato y les dejó espacio para que conversaran.
Guadalupe se acercó a Michael.
—Hola —dijo y parecía la muchacha llena de esperanza que lo buscaba a ver si quería pasar un rato con ella lanzando la bola—. Alessandro me contó lo que pasó.
Michael desvió la mirada.
—Pues si quieres decir: “te lo dije”...
—Yo vine a decir eso, de hecho lamento que ocurriera, Rebeka sufre por ello y pues la chica es cautiva de la mafia, como lo tuviste que ser tú por ella. Aquí no hay ganadores Michael, bueno, ganó el canijo de Luciano, y Slashdot.
Michael caminó a su cuarto de controles, ya no parecía que había habido una explosión hace poco, el ligero olor a pintura delataba los trabajos de remodelación, pero para Guadalupe, estar allí rodeada de computad