Capítulo 36

La noche había avanzado con un ritmo extraño. Después de un día cargado de presentaciones, tensión emocional y casi-confesiones, Julie continuaba en una reunión con el equipo de estrategia en una de las salas de conferencias. Sean, creyendo que ya habría regresado a la habitación, decidió volver a la suite.

Al entrar, la iluminación era suave. La lámpara de lectura junto a la cama emitía una luz cálida, y la silueta de una mujer en bata blanca estaba de espaldas, de pie cerca de la ventana.

—sei qui amore—afirmó Sean, dejando el saco sobre la silla.

La mujer giró lentamente.

Cabello recogido con mechón suelto, bata cerrada justo hasta donde Julie solía hacerlo, una postura reconocible. Voz contenida. Incluso su perfume… idéntico.

—Te estaba esperando —dijo ella.

Sean se acercó, con paso relajado. La voz era suave. Era ella. Tenía que ser ella. El tono, el gesto, la forma en que se apoyaba contra el marco de la ventana.

—Pensé que estarías aún en reunión.-hablo Catalina tan bajo que Se
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