CAPÍTULO 84. La última traición
El olor a polvo, sudor y licor flota en el aire. Las paredes del galpón están manchadas y descuidadas, y botellas rotas crujen bajo los pies de Giovanny cada vez que se mueve. La luz que entra por los agujeros del techo dibuja sombras irregulares sobre su rostro y su ropa pegada al cuerpo, sudada y cubierta de mugre. Cree que nadie podría encontrarlo aquí… hasta que un golpe seco sacude la puerta de metal oxidado.
El corazón se le acelera. Giovanny se queda inmóvil, escuchando cómo el eco del golpe reverbera en el espacio vacío.
—¿Quién… quién está ahí? —susurra, la voz áspera, cargada de sorpresa y miedo.
Se acerca con pasos lentos y cautelosos, mezcla de desconfianza y agotamiento, y abre la puerta.
Luciana está allí.
Cada detalle de su presencia corta el aire: lentes oscuros que esconden su mirada, una pañoleta perfectamente anudada alrededor de la cabeza, un abrigo elegante que cae con precisión sobre su figura. No hay rastro de duda en ella; su porte transmite peligro y control a