POV VITTORIA ROMANOVA
La chica de servicio me condujo hasta mi habitación con pasos silenciosos, dándome un breve recorrido por el espacio. Me mostró dónde podía encontrar todo lo que pudiera necesitar y me informó que mi ropa había sido traída un día antes, ya acomodada en el enorme vestidor. Se aseguró de que todo estuviera en orden antes de marcharse, dejándome sola en la inmensidad de aquella habitación desconocida.
El aire pesaba en mis pulmones.
Traté de regularizar mi respiración, pero la presión en mi pecho solo aumentó. No podía llenar mis pulmones de aire, no completamente. El pánico acechó en los bordes de mi mente, aferrándose con garras frías. Con manos temblorosas, busqué mi inhalador y lo llevé a mis labios, presionando el dispensador una, dos veces.
Inhalé.
Exhalé.
Otra vez.
Poco a poco, la opresión fue cediendo, pero mi cuerpo aún se sentía frágil, tembloroso.
Cuando mi respiración se estabilizó, bajé el inhalador y me permití observar la habitación con más detenimien