Mientras el evento se realizaba con calma, Elsa salió del baño de mujeres acomodando su vestido, inhaló profundo y regresó al salón para buscar a su amiga.
Detrás de ella y sin que nadie lo viera salir del tocador de damas lo hizo Kevin, observó a todo lado y volvió a la fiesta. Enseguida se aproximó a Gerald.
—Todo muy bonito —comentó—, excepto tus amigas colombianas, se creen los ángeles de Charly —bufó frunciendo los labios.
—Porque ninguna cayó en tus encantos —Se mofó de él—, creo que estás perdiendo el encanto con las femeninas. —Carcajeó.
Kevin abrió los ojos con amplitud.
—¡Eso jamás! —declaró—, no, yo no puedo perder mi sexapil con las damas.
Gerald negó con la cabeza, le colocó la mano en el hombre.
—Creo que tus días de latin lover, llegaron a su fin —bromeó y se dirigió a donde estaba su mujer.
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Myriam observó con atención a su amiga Elsa.
—¿Qué le pasó a tu peinado? —indagó con curiosidad, apretando los labios para no soltar una carcajada.
Elsa sac