Camino tratando de no hacer ruido por el pasillo mientras escucho como las voces suben de nivel.
Estaba dormida y un escándalo me saco de mi sueño.
Mire la hora en mi móvil y había dormido poco más de una hora.
Ahora estoy a hurtadillas en el pasillo escuchando la voz muy enojada de Vladímir y la de otro que supongo es su padre. Llego hasta la puerta y estoy decidida a tocar cuando una mano me toma del bazo.
Zaria.
—No—murmura.
La miro y esta me hace señas para que vaya con ella.
—Creo que podría calmar los ánimos— susurro.
Ella niega.
—Los caldearía más si se mete allí sin que lo pidan—me dice y hago una mueca— Bajemos y esperemos
Una parte de mí sabe que tiene razón.
De mala gana la sigo.
Llegamos a la planta baja.
Me guía hasta donde está una amplia y muy iluminada cocina. Es blanca, con cajones de cedro. Los artefactos son todos de acero inoxidable y tiene una gran isla con algunos bancos para desayunar
—¿Tenía mucho rato allí? —de pie me pregunta y niego.
—Me acababan de despert