CAPÍTULO 100

—¡Que idiota! —digo tirando de mala manera mi bolso en el escritorio de mi oficina

—¿Estás bien? —pregunta Cristal entrando en mi oficina

—No. Massimo es un asno cuando puede—resoplo—Se cabreo porque un tipo en el Gim me pidió una cita—digo sentándome en mi silla frente al escritorio.

Miro a Cristal y ella arquea su ceja.

—No me veas así—la señalo—sabes que nunca le haría una trastada a mi marido

—Eso lo es tonta—dice poniendo los ojos en blanco y se deja caer en el sofá más cercano—Los hombres son hombres

—No es justificación para que se enoje conmigo como si yo me hubiera puesto frente a tipo y le hubiera dicho; ¡Hey lindo! ¿sales conmigo? —Mi amiga ríe—Ya. No quiero hablar de eso—digo haciendo un gesto con mi mano—necesito que hoy te ocupes en la mañana de la tienda junto a Marcelo. Tengo que revisar algunas cosas y tratar de poner en orden mis cuentas—digo abriendo mi portátil y encendiéndola

—Como digas jefa—me hace un saludo militar mientras se pone de pie y me arranca una risa.
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