Capítulo XXV. Alcohol, sexo y otras locuras I.
Valerie.
Poco a poco comencé a abrir los ojos, la luz que entraba por la ventana era insoportable.
- “Pero ¿Quién ha puesto al maldito sol delante de mi ventana?”- extrañada que hubiera tanta luz, ya que por mucho sol que hubiera, en mi habitación nunca entraba tanta luz. Tras un segundo de recapacitación, supuse lo más lógico e inevitable, no estaba en mi casa, en mi piso.
Eso me hizo abrir los ojos de golpe, mirar a mi alrededor, lo que como me dejaba el maldito dolor de cabeza, que sentía. Para un segundo después, querer morir bajo terribles sufrimientos, ¿qué demonio hacia yo en la cama desnuda y con el pervertido durmiendo a mi lado? Ambos como dios nos trajo al mundo.
- “¡Mierda! ¿Qué has hecho Vale?, ¿Que mierda has hecho con tu vida?”- pensé.
Lo que había hecho estaba claro, y muchas veces, debido a la presión y la relajación muscular que tenía en varios sitios de mi cuerpo, sin olvidarnos de la sensación de saciedad que aún me duraba. Deseaba que los recuerdos no llegaran, ¿o