Suya nuevamente.
Cuando abrí los ojos, me encontré en una cama rústica dentro de una cabaña. Mis primeros impulsos fueron levantarme y buscar a Thomas, pero al intentarlo, me di cuenta de que estaba esposada. En ese momento, Adrián entró con una bandeja de comida y la dejó a un lado de la cama.
— ¿Dónde está Thomas? ¿Qué me has hecho, Adrián? Mi papá debe estar buscándome —exclamé, sintiendo el pánico crecer en mi pecho.
— Nunca nos encontrarán, y no grites, me costó mucho trabajo hacer dormir a Thomi —respondió con una calma perturbadora.
— Estás loco —murmuré, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escaparse.
— Estoy loco por ti, Natalia. Me vuelves loco desde la primera vez que te vi. No lo recuerdas, pero nos amamos. Yo fui el primero y el único en tocarte —sus palabras resonaron en el aire, llenas de obsesión y posesión.
Traté de mantener la compostura, a pesar del miedo que se apoderaba de mí.
— Amo a Álvaro —afirmé con firmeza, aunque mi voz temblaba ligeramente.
— Intent