Adrián Fontana.
Estoy completamente enfadado desde que Emir me llamó y me informó que el miserable de Leonel tiene a mi esposa y a mi hijo. Aún no puedo creer que esto sea posible. La ira y la desesperación se mezclan en mi interior, formando una tormenta que amenaza con consumir mi razón.
Me encuentro en la mansión, en el despacho de Emir, con mi hermano Álvaro a mi lado. Él está tan desesperado como yo, su rostro muestra una mezcla de miedo y furia contenida. Emir nos mira con preocupación, tratando de mantener la calma en medio de esta crisis.
—Adrián, tenemos que actuar rápido —dice Emir, su voz grave—. Leonel es peligroso y no sabemos de lo que es capaz.
Asiento, mi mente trabajando a mil por hora, tratando de encontrar una solución. No puedo permitir que Natalia y Thomas estén en peligro ni un segundo más.
—Lo sé, Emir. Pero si llamamos a la policía, Leonel podría lastimarlos. Tenemos que manejar esto con cuidado —respondo, tratando de mantener la calma a pesar de que