Tania se rió y dijo, —Isabela tiene razón, ya no eres una muchacha, mamá. No debes viajar y causar preocupaciones de tus hijos y nietos.
La anciana replicó, —Tania, no digas tonterías. ¿Acaso no me he quedado en casa? Ni siquiera fui con Seren a la mansión Johnson.
Tania respondió sin rodeos, —Eso es porque cada vez que ibas, intentabas traer a Ruby de vuelta. Por eso la familia Johnson ya no quiere que vayas.
La vieja señora York se sonrojó.
Isabela no pudo evitar reírse.
—Isa, vamos a dar un paseo. Tu tía Tania me saca de quicio.
—No pudo darme una nieta, pero me prohíbe que adore a la nieta de otra persona.
Tania se tapó la boca, riéndose. —Mamá, tú no tienes hijas, ¿por qué me culpas a mí? Creo que la culpa es de la geomancia de la familia York.
La familia York solo tenía hijos.
Incluso si nacían hijas, no podían sobrevivir.
—El maestro dijo que no es un problema de geomancia. —murmuró la anciana en voz baja.
Dejó de quejarse de su nuera y salió la casa con Isabela.
Al salir, miró