Capítulo 3510
La mayordoma suspiró.

Enrique, el marido de Sandra, ni siquiera tenía esa libertad.

La persona en quien Sandra confiaba más era Pablo, su asistente de toda la vida.

Enrique había perdido el poco prestigio que tenía debido a su infidelidad. Afortunadamente, tenían varios hijos, y si no fuera por el bien de sus descendientes, Sandra probablemente podría haberse divorciado de él.

Pablo subió las escaleras y se acercó a la puerta del estudio. Llamó a la puerta y, entró tras recibir una respuesta.

Sandra estaba practicando caligrafía.

Pablo se acercó a ella y observó lo que escribía.

—¿Qué te parece? —preguntó Sandra—. Mi escritura.

—Estás distraída y tu letra parece terrible. Creo que es mejor que pares ahora y dejes de malgastar tinta.

Pablo era la única persona que se atrevía a decir lo que pensaba libremente en presencia de Sandra.

Estaba exponiendo los hechos.

Sandra estaba demasiado alterada ahora como para practicar su escritura con concentración.

Su mala letra era, sin duda, un desp
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