—Hace tiempo que oí que tenía usted una florería grande con flores bonitas. Siempre pensaba en visitarla, pero no encontraba el tiempo. Ahora que la hermana de mi marido está de vacaciones de invierno, ya no tengo que llevarla todos los días al jardín de infancia.
—Con el tiempo libre, quería pasarme por aquí. Mañana es el cumpleaños de mi suegra. Ya le pediré los regalos, pero aún necesito un ramo de flores.
La interpretación de la señora Robinson fue excelente e Isabela no la delató. Hasta que no estuviera segura de poder quitarle la máscara a la señora Robinson, no podía decir que la señora Robinson era Dalia.
—Usted y su suegra deben de tener una relación muy estrecha. ¿Cuántas flores quiere en el ramo? Se lo prepararé y le garantizo que a su suegra le encantará.
—Haga lo que considere oportuno, solo asegúrese de que el tipo y el estilo sean adecuados para mi suegra. Deje el ramo más grande para que se lo entregue mi suegro, que no quisiera robarle el protagonismo.
Isabela contestó