Pronto Callum se rio entre dientes: —Cada uno tiene lo que quiere, Axel ya no es un niño, no tenemos que preocuparnos demasiado por él.
—Vete a dormir, yo me voy a correr.
Callum se puso el chándal y salió a correr.
La Villa de Avena ocupaba mucho terreno y correr sólo media vuelta era suficiente.
La mayor parte del tiempo, Callum sólo daba dos vueltas fuera del patio de su casa, ya que correr a lo largo de toda la villa le llevaba demasiado tiempo.
Aunque hoy no tenía que trabajar, no quería perder tanto tiempo, quería pasar más tiempo con su esposa.
Isabela volvió a dormirse cuando Callum salió de casa.
A veces envidiaba a su marido por estar siempre más enérgico que ella.
Cuando bajó las escaleras, Callum no vio a sus padres, supuso que aún no se habían levantado.
Era invierno y hacía frío por las mañanas, y no eran más que las seis, nadie se había despertado de su sueño.
El cocinero no se puso a preparar desayuno porque no sabía si Callum y su familia iban a comer en casa o iría a