—No le di nada. Sabía que quería montar líos; quería desacreditarte. No la dejé entrar en la mansión, salí a verla.
—Si le doy dinero, seguramente vendrá a pedírmelo en cuanto se quede sin dinero, así que de ninguna manera lo haré.
Isabel dijo: —Las palabrotas que soltaba tu hermana eran tan insoportables que dejé que alguien la tapara la boca y se la llevara a rastras.
—Es tu hermana, no me importa cuál sea vuestra relación, el hecho de que haya venido a pedir dinero tiene que ser conocido por ti.
—Isa, no te culpo, no te lo tomes a pecho. Ella y tu madre te trataban tan mal, y yo tuve la amabilidad de no soltarle los perros.
A Isabel le preocupaba que su nuera interpretara mal que estuviera enfadada y se apresura a explicárselo.
Creía que Dalia era la segunda hija de los Núñez y hermana de Isabela.
Dalia había venido a pedir dinero y había insultado a Isabela, y aunque Isabel había echado a Dalia, tenía que contárselo a Isabela para que se pusiera alerta.
—Mamá, lo sé, hiciste lo cor