—Vale, ve a ocuparte, ahora mismo voy con tu papá a comprarte el vestido y los tacones.
Teresa terminó alegremente la llamada.
En cuanto dejó el celular, gritó: —¡Román!
—¿Qué pasa? —contestó Román, que enseguida entró corriendo desde fuera.
—¿Qué ha pasado? Gritando tan fuerte y con pánico.
—Ponte inmediatamente la ropa ahora mismo y acompáñame a hacer la compra, voy a ayudar a mi hija a elegir la ropa, ahora está dispuesta a llevar ropa de mujer, por fin podré comprarle esos vestidos bonitos.
Ante eso, Román preguntó sonriendo: —¿Eso ha dicho Luni? Genial, dile a alguien que traiga un atlas, tú lo eliges, no tienes que salir, haz un conjunto a medida.
—Es demasiado tarde, se lo va a poner en el banquete de mañana por la noche. Tengo muchos vestidos de noche, nuevos, pero los estilos no son adecuados para su edad. Vamos a comprarle unos cuantos para emergencia.
Román pensó que su esposa tenía razón y dijo: —En ese caso, tendré que decirle a Kevin que pida un vestido de novia y seguro