Isabela escuchaba en silencio lo que decía Serenity. Tenía buena memoria, lo había dicho Serenity una vez y lo recordaba.
—Señorita Nuñez, ¿ya recuerdas la ruta que te dije?
Preguntó Serenity con preocupación.
—Señora York, gracias, ya lo recuerdo.—respondió Isabela cordialmente.
—Entonces, ¿me iré primero?
Serenity iba a subir al último piso a buscar a Zachary, en un ascensor diferente al que iba a tomar Isabela.
—De acuerdo, ve a lo tuyo, yo me tomaré mi tiempo. El señor Callum me ha pedido que entre sola, que no me guíen—respondió Isabela. Serenity sintió que su cuñado le estaba poniendo las cosas difíciles a Isabela deliberadamente.
Isabela también lo pensaba así.
Ni siquiera sabía cómo había ofendido a Callum.
Él le ponía así las dificultades, pero también le lanzó un cebo para atraerla.
El negocio en su floristería había sido soso últimamente. Aparte de ese día cuando alguien vino y compró todas las rosas, por lo general no había muchos clientes.
Callum sugirió una oferta, que él