Los ojos grandes, oscuros, como uvas, perdieron su brillo anterior y barrieron con una pizca de miedo.
—Hermana Lucía... Esa mujer, yo, ¡creo que la conozco!
...
En junio, Manchester era un mes húmedo, templado y lluvioso, y aunque se acercaba el final del preimavera, las temperaturas no eran demasiado altas, sobre todo por las tardes, y aún se respiraba un poco de frescor en el ambiente
Polo cogió una camisa fina, la pone sobre Lucía, que estaba de pie junto a la ventana, y la abrazó suavemente por detrás.
—¿Qué estás pensando?
Lucía retiró la mirada y volvió su rostro hacia él: —Polo, ¿tú crees que lo que dijo Soledad.... ¿es verdad?
Los ojos de Polo se oscurecieron.
Lucía le habló de la visita de Patricia hoy y de lo que se había encontrado el día del secuestro de Soledad.
—Soledad tenía los ojos vendados ese día pero oía muy bien la voz. patricia hablaba español y eso la impresionó mucho.
Polo puso cara sera y apretó los puños con fuerza.
Si ese era verdad, Patricia estaba realment