De hecho, pensándolo bien, desde aquel día de tormenta, cuando lo vio por primera vez, probablemente ya se había enamorado de él.
Ella siempre recordaría a aquel hombre distante y apuesto, al hombre que se escondió cuando ella se estaba bañando, al hombre que no la forzó cuando no estaba preparada.
El hombre con abdominales firmes como ladrillos, vigoroso y enérgico.
El hombre que le brindó la primera experiencia inolvidable...
Lucía García sintió un rubor en sus mejillas y miró a Polo Juárez con una sonrisa radiante. Acarició su rostro anguloso, sus hermosas cejas y sus labios bien definidos.
De repente, agradeció a Miguel por interferir, por hacerla casarse en nombre de otra persona, porque si no, ¿no habría terminado siendo Joana García junto a Polo Juárez?
Polp sintió la pasión en sus ojos y notó cómo algo inconfesable en su cuerpo empezaba a cambiar...
Aplicó un poco más de fuerza y la abrazó aún más fuerte.
—¿Qué estás haciendo? —Lucía se puso en alerta, pero era demasiado tarde,