EDMOND
Quería convencer a May de que mis sentimientos por ella eran sinceros, aunque aún tuviera dudas e incertidumbres. Comprendía sus vacilaciones, dado lo que había vivido. En lugar de depender solo de palabras, decidí que mis acciones hablaran por sí solas. Así que, sin intentar convencerla verbalmente, me concentré en el plato de comida que tenía delante y empecé a devorarlo. Sin embargo, mi mente seguía obsesionada con el deseo de derribar las barreras que había construido a su alrededor.
Su conversación con su madre pareció recordarle la dura realidad de nuestra situación y el riesgo de salir lastimada. La entendí, sabiendo que eso lo hacía todo aún más difícil. Pensé en besarla, pues creía que podría derribar esas barreras. Sin embargo, no estaba seguro. Un beso o cualquier otro gesto de intimidad podría ser una vía de escape fácil, pero también corría el riesgo de complicar aún más las cosas. May tendía a darle demasiadas vueltas a las cosas, y lo último que quería era que pe