201. La tortilla se volteó
Nuria
El silencio cortante de la prisión fue lo primero en cambiar.
No con palabras.
Sino con pasos.
Rápidos, arrítmicos. Un correteo amortiguado, como si fantasmas estuvieran atravesando los pasillos de piedra. Me acerqué a la fría pared, presionando la oreja contra ella.
Algo andaba mal.
O... demasiado bien.
Fue entonces cuando lo escuché.
El sonido de barrotes rompiéndose.
Y luego, un estruendo. Acero cediendo ante la fuerza bruta.
Corrí hasta la pequeña ventana enrejada de la celda, el corazón galopando en mi pecho como si quisiera escapar antes que yo. Apoyé mis dedos en las barras, los ojos escudriñando el patio de abajo.
Y ahí estaba él.
Stefanos.
El lobo más letal de toda Boreal.
Mi alfa.
Más pronto de lo que imaginaba.
Avanzaba como una sombra hecha de acero. Su expresión era la misma de cuando nos vimos por primera vez: impenetrable, cruel, soberano. Su andar era calculado, depredador. El lobo dentro de él estaba furioso. Lo podía ver en sus mandíbulas apretadas, en sus homb