13. Las fieras enjauladas
Nuria
El aire frío de la noche cortaba mi piel mientras marchaba por la plaza, todavía hirviendo por dentro. La rabia palpitaba en mis venas como un veneno.
Stefanos. Maldito fuera ese Alfa.
Mi cuerpo aún temblaba. Pero no era miedo. Era algo mucho peor.
Era la maldita frustración de saber que, por más que lo intentara, él siempre lograba desestabilizarme.
"No eres diferente de ese lobo asqueroso."
Las palabras resonaban en mi cabeza. Quise herirlo. Y lo hice.
El problema era que, al decir aquello, también me herí a mí misma.
No podía negar que, por un momento, él pareció genuinamente furioso. Como si la idea de ser comparado con un miserable cualquiera realmente lo hubiera golpeado.
Pero, ¿qué diferencia hacía? Stefanos era un Alfa como cualquier otro. Todavía nos exhibía como trofeos. Todavía nos trataba como piezas de un juego.
"Ya es hora de ir."
La voz de Rylan, el Beta, me sacó de mis pensamientos.
Me miró con su expresión siempre impasible, pero sus ojos llevaban un toque de ex