123. Porque el infierno... iba a comenzar en el subsuelo.
Stefanos
La sangre escurría por mis manos.
Por el suelo.
Por mis brazos.
Por su cuerpo.
"¡¿NO VAN A HACER NADA?!" Mi voz desgarró el ala médica como una granada.
El mundo giraba.
La sala parecía pequeña. Apática. Solo había una cosa que podía ver con claridad: ella. Pálida. Débil. Sangrando.
Nuria temblaba en la camilla como si el frío viniera de dentro. La sábana ya empapada de la sangre azul... mi sangre favorita en el mundo... brotaba por su muslo como un río de pérdida.
"¡LIMPIEN ESA MALDITA CAMILLA! ¡AHORA!", grité otra vez, la garganta en carne viva, los dientes al borde de la transformación.
Tres médicos entraron. Uno tropezó. El otro derribó la bandeja de instrumentos. El tercero se detuvo al ver la herida.
La sangre azul. Densa. Brillante. Sagrada.
Y todos… se congelaron.
"¡Mierda, van a socorrerla o me van a obligar a abrir un agujero nuevo en el pecho de cada uno de ustedes?!", avancé un paso y sentí el suelo vibrar con mi ira.
Uno de ellos tragó saliva. La voz le falló.
"L