Aurora estudio su rostros aún un poco demacrado en la modesta casa del Coronel, solá en la recámara de la habitación, sin dudas la casa del hombre parecía un palacio por dentro, por fuera era un poco modesta. Y no habría que mentir que Alexander ganaba bien.
Por la insistencia de su doctora y amiga ahora habían planeado los dos pasar un día diferente, ver alguna película en el sofá, jugar juegos de mesa, algo que la distrajera de todo el conflicto por el que aún estaba pasando.
No lo dudaba, secretamente se sentía feliz, y aunque ella pensaba que no se merecía nada de eso, ver a Alex en esta nueva faceta y ver cómo sus ojos volvían a tener vida.
Algo detrás de ella llamó su atención y por instinto se asustó y tensó, luego enfocó a Alexander de pie en la puerta.
—No quería asustarte— se disculpa el hombre de sus pensamientos.
—Supongo que es normal— Suspiro, el ataque fue reciente, y era normal que estuviera alerta a todo su entorno en los próximos días, pero tenía que superarlo. Era