El amanecer en Nueva York trajo consigo un caos que parecía imposible de contener. Las calles estaban inundadas de periodistas, cámaras y micrófonos, todos compitiendo por captar la última actualización sobre el caso que había sacudido a la ciudad y al país entero.
Ricardo Brown, el empresario que había sido sinónimo de éxito y prestigio, ahora era el rostro de uno de los escándalos más oscuros de la década. Su captura había desatado una tormenta mediática que no mostraba señales de amainar.
Las pantallas gigantes de Times Square mostraban imágenes de Ricardo siendo escoltado por agentes, su rostro marcado por una mezcla de furia y derrota. Los titulares eran implacables:
- "El Monstruo Detrás del Imperio: Ricardo Brown Capturado"
- "Aurora Brown Rompe el Silencio: Una Historia de Abuso y Supervivencia"
- "La Caída de un Titán: ¿Qué Sigue para Ricardo Brown?"
En los estudios de televisión, los analistas debatían sin descanso. Algunos se enfocaban en el impacto que esto tendría en l