La mañana siguente, los Alfas ya estaban trabajando como siempre desde temprano, sus empresas eran demasiadas, siempre había que estar pendiente de ellas, juntas con los socios, revisando contratos y llevando la contabilidad

— Espera solamente en las empresas legales de las que eran dueños, aparte estaba el gran negocio de narcotráfico que manejaban alrededor del mundo, en ese tenía que cuadrar entregas, proteger cargamentos de los rivales y de las autoridades, además, debían proteger los territorios de los que querían arrebatarselos, en realidad no era una tarea fácil la que hacían todos los días

— El joven Alfa Andriu y su luna Alina, tal como lo dijeron, esa mañana se mudaban de la mansión Ferragamo, el Alfa, había comprado ya una mansión para llevarse a su luna, no pensaba quedarse cerca de su padre por ahora, quería poner un poco de distancia y dejarle las cosas al tiempo

— Bueno familia, es hora de irnos, empezaremos en nuestro propio espacio y a nuestro ritmo, también me tomaré