Mundo ficciónIniciar sesiónEl parque
Ariana PrescottUna tarde de domingo decidí caminar hasta el parque del barrio. El invierno canadiense era caprichoso: ese día, el sol brillaba en un cielo despejado como si quisiera hacerme un regalo inesperado. El aire seguía frío, pero la luz dorada hacía que los senderos se llenaran de familias. Niños con mejillas rojas corrían detrás de pelotas, padres arrastraban trineos improvisados y parejas caminaban tomadas de la mano.Yo, en cambio, caminaba sola. Bueno, casi sola.Me senté en un banco de madera, con el abrigo cerrado hasta el cuello, acariciando distraídamente la curva que comenzaba a ser más evidente en mi vientre. Mis hijos. Mis pequeños.Observé a los niños jugar, riendo con esa inocencia que parece capaz de curarlo todo. Y entonces, sin darme cuenta, empecé a imaginar. Los vi corriendo por el






