Los juegos de los gemelos
Ariana PrescottJeremy y Jeremías se turnaban para venir a verme después del trabajo. No sé cómo lo hacían, pero siempre encontraban un hueco en sus ocupadas agendas para pasar por casa con una pizza, un chocolate caliente o simplemente con su humor inagotable.Ese sábado, por ejemplo, decidieron que había llegado el momento de armar la cuna. Yo había comprado un modelo sencillo en una tienda de segunda mano, porque no quería gastar una fortuna todavía, pero para ellos era como si hubieran recibido la misión más importante de sus vidas.—Déjanos a nosotros, Ari —dijo Jeremy, con la caja bajo un brazo y una sonrisa que me dio desconfianza inmediata. —Sí, porque si podemos operar corazones, podemos armar una cuna —añadió Jeremías con tono serio, lo qu