—Afortunadamente, todos estamos bien —dijo el Dr. Krass al día siguiente cuando las cosas se habían calmado y mientras desayunaban juntos en la lujosa Mansión Masseria. Saki, Tony y Astrid estaban a su lado, aunque Saki aún mostraba los remanentes del golpe de la noche anterior, ella y Tony habían inventado la historia que fue un golpe accidental que le dieron en el caos del suceso, y sólo Tony supo qué había pasado realmente.
—¿Se siente bien estando casado, Dr. Krass? —le preguntó en forma jocosa Tony.
—Ya estuve casado de verdad y no me interesan segundas nupcias. Sólo amé a una mujer en toda mi vida.
—¿Qué le sucedió a su esposa, Dr. Krass? —preguntó Saki.
—Falleció hace unos tres años… es decir… falleció tres años antes de que ustedes y yo nos co