CAPÍTULO V LA ROSA NEGRA (II)

 —Tenemos otro problema —dijo Caramarcada colgando el teléfono mientras observaba a sus compañeros consejeros— alguien se está haciendo pasar por Don Masseria en un hospital del centro.

 —Pues habrá que demostrarles lo que hacemos a los impostores que se meten con el Don —dijo Johnny girando el cargador de su revólver.

 Mientras, Tony se encontraba estabilizado en una cama de hospital. Sus amigos velaron toda la noche en turnos la convalecencia de su compañero que, según los médicos, se recuperaría.

 El Dr. Krass se tomaba un café en la cafetería del centro hospitalario al lado de Astrid, quien se encontraba notablemente impresionada por lo extraño del mundo futurista que observaba. Nunca había visto automóviles, tranvías, máquinas de escribir, luz eléctrica, teléfonos, radios, etc. A&uacu

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