213. AHORA SOY EL CAPITÁN
NARRADORA
Mientras Nathan y el ayudante comenzaban a explorar los restos del falso Alondra, la densa niebla que iba subiendo era el refugio ideal para el fugitivo Dean.
En el mar, el olor salado intenso, la brisa que traía todo tipo de aromas exóticos, les dificultaba a los hombres lobo utilizar con claridad su sentido del olfato.
Los pasos de Dean avanzaban de prisa por la cubierta, en busca del puente de mando; solo contaba con escasos minutos.
Pronto llegó a su objetivo, con manos frías y hasta algo temblorosas, comenzó a tocar los botones de la pantalla electrónica.
¡Maldit4 sea, no sabía nada de embarcaciones! Era obvio que ese viejo desgraciado de Loran lo envió a morir.
“¡Apresúrate o pondremos alertas a esos hombres!”
“¡¿Acaso sabes algo de cómo se maneja este barco de mierd4?!” discutía con Claus, como desde el momento en que lo despojaron de sus poderes.
Reconciliarse con su lobo iba a ser difícil, su cuerpo con heridas internas que se sanaban demasiado lento.
Estaba acabado