Amara sale del juzgado. La puerta de madera se cierra tras ella con un estruendo que resuena como un eco antiguo en su pecho. Avanza temblando hasta las escaleras de la entrada y, una vez que sus pies tocan el primer escalón, ya no puede sostenerse más. Se desploma, hundida por el peso invisible del pasado.
Las lágrimas comienzan a brotar sin contención, como si los años contenidos en su silencio se soltaran todos a la vez. Sus hombros se sacuden con cada sollozo. La ciudad sigue girando a su alrededor, indiferente.
Pero dentro de ella, el tiempo se detiene.
FLASHBACK
Aquella noche maldita. Aquella noche en que creyó que moriría. El estruendo de los disparos cortó el aire como cuchillas. El sonido fue seco, definitivo. Kate creyó que su dedo había sido el primero en presionar el gatillo. Estaba segura. Pero no lo fue, Cristóbal había sido más rápido.
La bala salió disparada de su arma con una furia precisa, atravesando el espacio y alcanzando a Kate en el muslo. Ella cayó al suelo