Capítulo 48

Él negó con la cabeza. Un par de lágrimas se deslizaron sin permiso por su rostro. Denayt permaneció en silencio; sentía que si abría la boca, empezaría a llorar. Y no podía permitirse eso.

Gael la miró como si fuera una extraña. Dio un paso atrás, lento, incrédulo, como si todavía se aferrara a la esperanza de que todo fuera un malentendido. No podía entender cómo alguien podía cambiar tanto en tan poco tiempo.

—Te mintieron allá —dijo, con la voz apagada—. O quizás… te perdiste.

—Conocí la realidad del mundo —respondió ella, mirando a un punto fijo para no romperse—. De amor no se vive. Tengo que pensar en un futuro mejor, para mis hermanas… y para mí.

Cada palabra era como una daga atravesándole el pecho. A él. A ella. A los dos.

—¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? ¿Eso significa que te vas a llevar a tus hermanas?

—No.

Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para que la voz no le temblara.

La mirada de Gael se endureció. Una nube de tristeza y decepción se posó sobre sus ojos
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