C44- COMPLICACIONES IMPOSIBLES DE EVITAR.

El sol caía cuando Priscilla salió del edificio donde tomaba clases de piano llevando un vestido blanco ligero que se ceñía y flotaba según el capricho del viento. La coleta alta tirante le estilizaba el cuello y dejaba ver ese perfil de estatuilla consentida. Detrás de ella, venían sus amigas: Val con labios rojo carmín, Camila con gafas enormes que no necesitaba y Lía documentando todo para historias que jamás subía.

Priscilla dijo algo mordaz sobre el profesor y las tres explotaron en carcajadas; ella inclinó la cabeza hacia atrás al reír: limpia, luminosa, despreocupada por tres segundos y ese sonido le atravesó el pecho a Kenyi como un latido fuera de compás.

Él ya estaba ahí, apoyado sobre su moto Ducati negra, guantes a medio poner, chaqueta de cuero abierta, mientras la observaba sin pestañear, ajena a cómo le había desordenado el mundo entero, porque no se suponía que su corazón reaccionara a un gesto tan simple.

Pero lo hacía.

Y fuer