C34-ALMA EN LLAMAS.

El murmullo lejano de la fiesta apenas llegaba hasta allí. Mason había tomado a Sara del brazo y la condujo hacia un rincón apartado del jardín, iluminado solo por algunas luces cálidas que colgaban entre los árboles. Ella, confundida, se detuvo y lo miró con desconfianza.

—Espera… —dijo, frenando sus pasos—. ¿Para qué me trajiste aquí?

Él se giró hacia ella, y sin contestar de inmediato, le acarició el rostro con suavidad.

—Porque sé que no querías estar en esa maldita fiesta —susurró—. Y, si soy sincero, yo tampoco.

Las mariposas le estallaron en el estómago y bajó la cabeza, ocultando una sonrisa que no pudo contener.

—Bueno… es que… —murmuró, con el corazón latiéndole fuerte.

Mason la interrumpió con una media sonrisa y acercándose más.

—Lo sé. No te gustan estas reuniones llenas de falsedad… pero ya cumplimos. El abuelo nos vio juntos, brindamos… y ahora podemos escapar.

Su voz se quebró apenas, como si lo que estaba a punto de decirle lo consumiera por dentro