Sus padres continuaban la conversación, cuando de pronto una fuerte lluvia comenzó a desatarse de la nada. Esta hizo que todos se levantaran de la mesa con rapidez entre carcajadas, para luego correr al interior de la casa.
—Les dije que esto pasaría —deseo recordarles Paul aun riendo.
—Si querido, lo hiciste. Tu siempre tienes razón —le concedió Martha de forma un tanto burlona, lo cual este noto y no tardo en verle con voltear a verla con fingida molestia.
—¿Les ofrezco un café? —pregunto Martha y es que todos estaban un tanto mojados por la lluvia.
—Creo que lo mejor será que… —se disponía a responder Emilia, creyendo que era el momento ideal para marcharse y es que la lluvia le había dado el pretexto perfecto.
—De hecho, me apetece una copa de vino. Claro, si no te molesta —le interrumpió Sonia y es que se encontraba tan contenta, que no deseaba que la visita terminara.
—Por supuesto que no, de hecho, me encantaría una copa o quizás una botella —le aseguro Martha, mientras se