Capítulo 846
—Caramba… —Felipe pestañeó con fuerza y les hizo señas—. ¡Pasen, rápido, pasen!

—Claro.

Luciana, con pasos suaves, se acercó junto con Alba. Años atrás, Miguel lucía distinto; ahora, sus cabellos eran completamente blancos, usaba lentes para la presbicia y parecía más frágil. Pero, en cuanto la vio, se incorporó un poco con expresión emocionada.

—Luciana… —pronunció, aferrándose a los apoyabrazos de la silla como si quisiera levantarse.

Enseguida, sus ojos se posaron en la pequeña que Luciana traía, sus pupilas brillando con una mezcla de sorpresa y ternura.

—¿…Alba?

—Así es —Luciana no pudo contener la humedad en sus ojos. Miró a su hija y le dijo con voz suave—: Alba, él es tu bisabuelo.

—Oh.

Alba avanzó con sus pasitos cortos y, en un tono dulce, saludó:

—¡Hola, bisabuelo! Le deseo mucha salud y… ¡que viva muchos años!

—¿Eh…?

Miguel se quedó atónito por un instante y, luego, estalló en risas:

—¡Ja, ja, ja…! ¡Qué niña tan encantadora! Muy bien, qué linda eres.

Quiso alzarla en sus br
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