Ella debía tener una vida de lujos, no esto.
Y ahora... esto.
***
En el auto, Sergio notó de inmediato el aura sombría que envolvía a Alejandro. Parecía perdido, como si algo hubiera robado su espíritu.
—Primo... —aventuró Sergio con cautela.
—Sergio. —La voz de Alejandro sonó distante mientras su mirada permanecía fija en algún punto frente a él.
—Piensa en algo... algo que pueda mejorar la vida de Luciana.
Sabía que darle dinero directamente no funcionaría; ella no lo aceptaría. Sin embargo, no estaba dispuesto a rendirse. Tenía que haber una forma, aunque fuera mínima, de ayudarla a vivir un poco mejor.
Alejandro apretó los dientes, un gesto cargado de amargura.
¿Cómo había podido pensar alguna vez que Luciana era una mujer superficial, interesada únicamente en el dinero?
Qué absurdo había sido.
***
Luciana regresó al departamento de Martina y, más tarde, recibió una llamada de Delio.
—Delio.
—Luciana, ven mañana por la mañana al departamento. Necesito hablar contigo.
—Está bien.
La