—Yo solo planteé una posibilidad; no estoy presionándote.
Martina guardó silencio un momento y, con seriedad, dijo:
—Por ahora no quiero tener hijos. Y no necesitas seguir tanteándome.
Ese tono terminó por incomodar a Salvador.
La sujetó del brazo.
—Dices “por ahora”… ¿y ese “por ahora” cuánto dura?
—¿Cuánto? —Martina pensó—. No lo sé.
—¿Cómo que no?
—Depende de ti. El día que de verdad me tengas en tu corazón, ese “por ahora” se acaba.
Salvador se quedó helado y le apretó la mano sin darse cuenta.
—¡Auch! —Martina lo fulminó con la mirada—. Con cuidado. Eres hombre, tienes más fuerza, ¿no lo notas?
—Marti… —aflojó un poco—. ¿Estás diciendo que no te llevo en el corazón?
—¿Te sorprende? —ella mantuvo la mirada limpia—. Es algo que los dos sabemos.
Él abrió la boca y no encontró gesto que ponerse.
—¿Quieres pelear? —atinó a decir.
—No. Para nada —Martina negó con calma y bajó la voz mirando hacia el cuarto contiguo—. Y habla más bajo. No despiertes a Alba.
Por un instante, Salvador dese