Capítulo 1235
Por tratarse de algo privado de Estella, Salvador no delegó en Manuel: fue él mismo, lo arregló todo y dio por zanjado el asunto.

Cuando volvió a Residencial Jacarandá, habían pasado dos horas.

Julia abrió la puerta.

—Señor Morán, ¿ya regresó? ¿Comió algo afuera?

Salvador no contestó eso.

—¿Dónde está Martina?

—Ya cenó —respondió Julia—. Y ya es algo tarde.

Eran más de las siete, pasada la hora de la cena. Salvador frunció apenas el ceño.

—¿Le sirvo ahora?

—En un rato —dijo, subiendo las escaleras—. Voy a verla.

Entró a la recámara principal. La luz grande estaba encendida, pero Martina no se veía. La puerta del baño estaba cerrada. Se acercó.

—¿Martina? ¿Estás ahí?

Probó el picaporte: estaba asegurada por dentro.

—¿Te estás bañando? —insistió.

Nada. Justo cuando iba por la llave de repuesto, la puerta se abrió. Martina salió con bata, el cabello en una toalla turbante.

Lo vio y pegó un brinco.

—¡Ay! ¿Desde cuándo eres tan silencioso?

—¿Yo? —sonrió—. Te llamé dos veces.

Le quitó con su
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP