Capítulo 1061
—¡Luciana! —exclamó Alejandro, alarmado—. ¿Te llamó a ti? ¿Quién es? ¿Por qué te dice mamá?

—¿Cómo voy a saberlo? —contestó ella, igual de desconcertada.

—¡Mamá! —insistió el pequeño, aferrado a su pierna con terquedad y esperanza.

—Luego hablamos, cuelgo —cortó Luciana, ignorando la ansiedad del hombre. Se agachó y acarició la cabeza del niño.

A esa distancia notó rasgos mestizos: no muy marcados, salvo por unas cuencas profundas.

—Peque —dijo con suavidad—, mírame bien: no soy tu mamá. ¿Te perdiste? ¿Fue aquí?

Si se había extraviado dentro del hospital, sería sencillo.

—¡Mamá!

El niño no respondió; solo se pegó más a Luciana.

—Mamá, no dejes a Kevin. Kevin será bueno…

Kevin. Definitivamente un nombre mixto.

—Kevin —explicó ella con paciencia—, de verdad no soy tu mamá. Tal vez me parezco un poco, ¿sí? Fíjate bien.

Kevin la miró largo rato, negó con la cabeza, bajó los párpados… y las lágrimas rodaron.

—¡Mamá!

Luciana parpadeó: ¿qué clase de malentendido era aquel?

—¡Kevin!

Alguien lo
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